Fue el Papa Julio II quien eligió a Miguel Ángel Buonarroti para decorar la bóveda de la Capilla Sixtina. Miguel Ángel completó en solo 4 años la decoración de los techos y las bóvedas.

Inicialmente solo debía realizar las figuras de los 12 Apóstoles, pero al final de las obras llegaron a contarse más de 300 figuras pintadas por el artista.

Capilla Sixtina con frescos de Miguel Ángel

Las obras de la Capilla Sixtina

El inicio de las obras fue muy lento porque Miguel Ángel nunca había pintado frescos antes de la Capilla Sixtina. Las dificultades también fueron mayores porque la superficie era curva y tuvo que aprender los "secretos" de la perspectiva.

Algunos creen que Miguel Ángel pintó tumbado sobre su espalda, pero esto no es cierto porque había ideado un sistema de andamios para facilitar el trabajo.

Para pintar al fresco la bóveda de la Capilla Sixtina el artista contó con la ayuda de muchos asistentes, quienes se encargaban de mezclar las pinturas y transportarlas arriba y abajo desde el andamio. A los asistentes más talentosos se les confiaba la tarea de pintar al fresco pequeños detalles, como un pedacito de cielo o una figura pequeña y poco visible desde abajo.

Además de los frescos de la bóveda, la obra de la Capilla Sixtina más conocida y apreciada de Miguel Ángel es el Juicio Final, pintado entre 1535 y 1541.

La bóveda y el Juicio Final frescos por Michelangelo Buonarroti

Después de la muerte de Miguel Ángel

En los últimos años de la vida de Miguel Ángel estalló el escándalo en el Vaticano por sus pinturas de hombres y mujeres completamente desnudos.
En 1564, año en que murió, se aprobó la ley de censura para sus frescos.
El artista Daniele da Volterra fue encargado de cubrir con algunas prendas a los desnudos. Hoy se puede admirar el fresco original porque después de las restauraciones se eliminaron las censuras.

Un detalle del Juicio Final censurado por Daniel de Volterra

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